Seguridad privada roba a usuarios del AICM; abren maletas y esculcan bolsas
El robo de pertenencias del equipaje de los pasajeros del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México es cosa de todos los días, así lo encontró la Marina Armada de México, desde que tomó el control de seguridad del aeropuerto en febrero de este año.
Videos de las cámaras de seguridad del aeropuerto a los que tuvo acceso Imagen Noticias con Ciro Gómez Leyva muestran las actividades de personal civil de seguridad que aprovechan los puntos de revisión y de paso del equipaje para robar dinero y pertenencia de las y los pasajeros.
En uno de los puntos más vigilados del país, el filtro anterior al abordaje, se ve como un guardia esculca una bolsa abierta. Encuentra un billete, lo toma, lo cambia de mano y se lo lleva al bolsillo. Pero el dinero le pica en el muslo y lo lleva a un nuevo escondite.
Son empleados de distintas empresas los captados en las más de dos mil 500 cámaras que hay en el puerto aéreo.
En otro se ve a un hombre que trabaja en los vagones de traslado de equipaje, sin estar facultado para revisarlo, abre una maleta, extrae una bocina portátil y la oculta en su pantalón.
Conscientes de que trabajan bajo vigilancia, la rutina de los ladrones es simular que no miran la maleta en la que hunden las manos.
Tras ser descubiertos desde el área de monitoreo del circuito cerrado, los responsables son detenidos, sus tarjetas de identificación aeroportuaria aseguradas y puestos a disposición de sus empresas para que sean despedidos. Difícilmente se puede hacer más porque se trata de asuntos sin denunciante.
Es una batalla de cada día, de cada momento, desde que el personal de las empresas privadas entra al aeropuerto, hasta que se va. Tranquilos, los guardias atraviesan el mismo punto de revisión que deben cruzar cada final de turno. Algunas veces, llevan entre sus ropas una pequeña perfumería.
A la complejidad de la operación, la administración y la migración se suma el enorme reto de la seguridad, no sólo porque algunos trabajadores son más bien ladrones privilegiados, sino porque algunos pasajeros tienen la mala idea de ser ladrones de ocasión.
Por ejemplo, una mujer, que se ve en un video, camina al sanitario con su bolso de mano y otra pasajera va detrás de ella. La segunda regresa con la bolsa, se dirige a la salida y aprieta el paso. Como si fuera de su propiedad, toma su vuelo y aterriza en Cancún, donde ya la espera la policía. Esta vez, la propietaria, vivió una segunda sorpresa relacionada con su viaje a México y con la misma bolsa: la recibió devuelta a las puertas de su casa, en Colombia.
Tras ser descubiertos desde el área de monitoreo del circuito cerrado, los responsables son detenidos, sus tarjetas de identificación aeroportuaria aseguradas y puestos a disposición de sus empresas para que sean despedidos. Difícilmente se puede hacer más porque se trata de asuntos sin denunciante.
Es una batalla de cada día, de cada momento, desde que el personal de las empresas privadas entra al aeropuerto, hasta que se va. Tranquilos, los guardias atraviesan el mismo punto de revisión que deben cruzar cada final de turno. Algunas veces, llevan entre sus ropas una pequeña perfumería.
A la complejidad de la operación, la administración y la migración se suma el enorme reto de la seguridad, no sólo porque algunos trabajadores son más bien ladrones privilegiados, sino porque algunos pasajeros tienen la mala idea de ser ladrones de ocasión.
Por ejemplo, una mujer, que se ve en un video, camina al sanitario con su bolso de mano y otra pasajera va detrás de ella. La segunda regresa con la bolsa, se dirige a la salida y aprieta el paso. Como si fuera de su propiedad, toma su vuelo y aterriza en Cancún, donde ya la espera la policía. Esta vez, la propietaria, vivió una segunda sorpresa relacionada con su viaje a México y con la misma bolsa: la recibió devuelta a las puertas de su casa, en Colombia.