Repartidores de Uber Eats se manifiestan en París: ‘nos tratan como esclavos’
El lunes por la mañana, alrededor de 500 repartidores de la plataforma Uber Eats desplegaron una lona al pie de la estatua de la República francesa para expresar su enojo. Tras haber sido despedidos de la plataforma con la cual trabajaban desde hace varios meses o años – muchos de ellos, desde la pandemia -, exigen ser regularizados y reincorporados para seguir trabajando.
Gani Camara, llevaba meses repartiendo comida en bicicleta en París a través de la plataforma Uber Eats. Pero hace dos semanas recibió un mensaje que le notificaba la clausura de su cuenta. «Ya había creado una cuenta con los documentos de identidad de un colega”, reconoce Camara. “Pero sí puse mi verdadera foto de identidad en mi cuenta. Y recibo los pagos a una cuenta a mi nombre. ¡Uber aceptó esto! Yo trabajaba a veces de 8 de la mañana hasta las 4 de la mañana del siguiente día, es mi única actividad”, lamenta el jóven.
Al igual, que Camara, muchos repartidores de origen africano no cuentan con permisos de estadía y por ende no pueden trabajar legalmente en Francia. Sin embargo, se inscribieron en la plataforma con documentos prestados o con permisos de estadía italianos.
En plena pandemia, cuando los pedidos de entrega de comida a domicilio se dispararon, Uber Eats se hizo la vista gorda para responder a la demanda. Finalmente, en agosto, en el marco de sus compromisos con la lucha contra el trabajo clandestino, Uber Eats desconectó cerca de 2500 de ellos, dejándolos sin trabajo y sin ingresos de un día al otro.
Y aunque la empresa asegura que abrió un procedimiento de quejas para impugnar las desconexiones, varios repartidores dijeron a RFI que les fue imposible comunicarse con la plataforma.
Hamady Souiaro trabajó para Uber Eats de septiembre de 2020 a junio de 2021. “Uber ha ganado dinero gracias a gente indocumentada. Aquí, la gente que tiene documentos no acepta trabajar así. Uber nos ha tratado como esclavos, con carreras mal pagadas y ahora nos bloquean en la plataforma. ¡Pero esto nos permite alimentarnos y pagar nuestra renta!”, cuenta el hombre que abrió una cuenta con un alias en 2020. “Antes de esto, ya trabaja para Uber Eats con la cuenta de un amigo”, recuerda.
«Durante el Covid, Uber aceptada cualquier documento de identidad. sabían que la foto de identidad de la cuenta era distinta a la que figuraba en el documento. Pero aceptaban, porque nos necesitaban. Hoy ya no, entonces nos echan. ¡No es normal, aquí hay padres de familia!», protesta por su parte Ismael Meité, que fue nombrado delegado por sus colegas.
Desprotegidos por su condición de indocumentados, muchos repartidores no se atreven a reivindicar mejoras de condiciones laborales. Además, su condición de auto empresarios no les permite acceder al derecho laboral francés.
Es por ello que Etienne Deschamps, sindicalista de la organización CNT que los apoya, pide al gobierno francés la regularización “de todos los repartidores que fueron reconocidos como indispensables durante la crisis del Covid’. Sin embargo, Francia solo otorga permiso de estadía en ciertos casos a trabajadores indocumentados si presentan contratos laborales en debida forma. Los repartidores de Uber, y muchos trabajadores de las plataformas digitales, en cambio trabajan como auto empresario y solo pueden presentar facturas.
No es la primera vez que plataformas de tipo Uber o Deliveroo son blanco de denuncias por recurrir a condiciones laborales abusivas. A principios de septiembre, la empresa Deliveroo fue condenada por la justicia francesa a pagar 9,7 millones de euros de multa por impago de cotizaciones sociales.
Secuelas en las rodillas, espalda y genitales
En la protesta que los llevó a recorrer las calles de Paris hasta la sede de Uber, los repartidores también exigieron un aumento de las remuneraciones.
“Nos pagan mal”, detalla Ismael Meité. “A veces nos llega una primera carrera pagada 4 euros. Y si en el mismo trayecto llega otro pedido, solo lo pagan entre 95 céntimos de euros y 2 euros”, mientras que Uber factura 2 carreras completas al cliente, se indigna Meité.
Los repartidores cuentan también las largas horas de trabajo de 10 de la mañana hasta avanzadas horas de la noche, así como las consecuencias físicas de pasar horas montado en una bicicleta. Nahounou Zawa saca la cuenta de las secuelas de sus años de trabajo como repartidor: heridas por las caídas, dolor en las rodillas, hemorroides y dolores en la espalda. Y baja la voz. “No sé si se puedo decirlo…Pero también tengo problemas en la entrepierna”, confiesa Zawa. “Ya no logro hacer bien el amor con mi esposa”.
Aun así, el hombre pidió la reactivación de su cuenta para poder seguir trabajando con la plataforma. En comunicado a principios de septiembre, Uber Eats se dijo favorable a la regularización de los indocumentados que trabajan para la plataforma.